“El dinero no es el problema. El dinero en sí mismo no es malo o bueno.
El dinero en sí mismo no tiene o deja de tener poder. Es en nuestra interpretación de lo que es el
dinero, en nuestra interacción con él, donde está el verdadero problema y donde encontramos la
verdadera oportunidad para el auto-conocimiento y la transformación personal.”
“Cuando entramos en los dominios del dinero, suele haber una desconexión con nuestro yo emotivo. Es como si fuésemos transportados súbitamente a un campo de juego diferente, donde todas las reglas han cambiado. Bajo el control del dinero, esas maravillosas cualidades del alma parecen estar menos disponibles. Nos volvemos más pequeños. Trepamos o corremos para “obtener lo que es nuestro”. A menudo nos volvemos egoístas, codiciosos, temerosos o controladores, o a veces, estamos confundidos, conflictuados o sentimos culpa. Nos vemos a nosotros mismos como ganadores o perdedores, poderosos o desvalidos y dejamos que esas etiquetas nos definan profunda y erróneamente, como si la riqueza financiera y el control indicaran una superioridad innata, y la falta de ellos sugiriera una falta de valor o potencial humano básico. Las posibilidades se disuelven. Nos volvemos cautelosos y desconfiados, protectores de nuestra pequeña parte, o desvalidos y desesperados. A veces nos sentimos llevados a comportarnos de modo inconsistente con nuestros valores, e incapaces de actuar de modo diferente." Lynne Twist - El alma del dinero.
“Cuando entramos en los dominios del dinero, suele haber una desconexión con nuestro yo emotivo. Es como si fuésemos transportados súbitamente a un campo de juego diferente, donde todas las reglas han cambiado. Bajo el control del dinero, esas maravillosas cualidades del alma parecen estar menos disponibles. Nos volvemos más pequeños. Trepamos o corremos para “obtener lo que es nuestro”. A menudo nos volvemos egoístas, codiciosos, temerosos o controladores, o a veces, estamos confundidos, conflictuados o sentimos culpa. Nos vemos a nosotros mismos como ganadores o perdedores, poderosos o desvalidos y dejamos que esas etiquetas nos definan profunda y erróneamente, como si la riqueza financiera y el control indicaran una superioridad innata, y la falta de ellos sugiriera una falta de valor o potencial humano básico. Las posibilidades se disuelven. Nos volvemos cautelosos y desconfiados, protectores de nuestra pequeña parte, o desvalidos y desesperados. A veces nos sentimos llevados a comportarnos de modo inconsistente con nuestros valores, e incapaces de actuar de modo diferente." Lynne Twist - El alma del dinero.
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