Elimina todos los pensamientos de duda y temor. Nunca los alimentes ni siquiera por un instante. Sé diligente, atento y date cuenta de tus pensamientos simplemente decidiéndolo. Cada vez que te pescas dudando ó teniendo miedo, para en seco esos pensamientos, no los dejes progresar. No los fomentes pero no los resistas. En su lugar, míralos concientemente, desapegado, como un observador no comprometido. Mira lo que son, de donde vienen, porque razón te vienen y cuanto te duran. Observándolos de ésta manera, serás capaz de ponerte detrás de ellos, averiguar sus causas, sus obscuros orígenes, ponerlos a la luz y finalmente eliminarlos. El miedo y la duda son los únicos enemigos de tus sueños y de tus visiones. ¿Qué si lo puedes? Todo es posible para aquél que cree.– Jesucristo